
El camino empezaba
y no veían el trazado
ni su bifurcación
en la penumbra del silencio.
Caminos lluviosos
y agujereados
en frías noches de verano
¿Y diría olvido
aquel camino?
Nunca dolieron tanto algunos pasos.
Jamás habló tanto el silencio
en un verano.
Necesitaron tal vez
más de una tortmenta
para entender que siempre llega
el frío del verano
y que algún día
habría de congelarlos...
Veían de tan cerca la muerte,
que se convirtió en cercana amiga.
Acariciábanle el cabello,
mientras les miraba triste
jurando evaporarlos...
Le preguntaron cierto día
si existía el olvido allá en la muerte
y sangró su mirar.
Corrió levantando polvo,
dejando ver el camino bifurcado...
Con un adiós que mata,
empezaron a andarlo...