Camino bifurcado

El camino empezaba

y no veían el trazado

ni su bifurcación

en la penumbra del silencio.

Caminos lluviosos

y agujereados

en frías noches de verano

¿Y diría olvido

aquel camino?

Nunca dolieron tanto algunos pasos.

Jamás habló tanto el silencio

en un verano.

Necesitaron tal vez

más de una tortmenta

para entender que siempre llega

el frío del verano

y que algún día

habría de congelarlos...

Veían de tan cerca la muerte,

que se convirtió en cercana amiga.

Acariciábanle el cabello,

mientras les miraba triste

jurando evaporarlos...

Le preguntaron cierto día

si existía el olvido allá en la muerte

y sangró su mirar.

Corrió levantando polvo,

dejando ver el camino bifurcado...

Con un adiós que mata,

empezaron a andarlo...

Un rincón cerca del cielo

Alguna vez tomé sus manos
deseando amarrarlas al viento
Alguna vez miré en sus ojos
deseando naufragar en su silencio.

Tal vez soñamos en conjunto,
despiertos allá a lo lejos
en otro mundo...
En medio del silencio
no había más nada
que nuestras miradas dirijidas al cielo.

Muchas más lunas habré de recordarlo
como la hoja pematura
que se perdió antes de otoño,
con el frío que dejó en aquel verano.

Él parecía feliz,
y yo lo era.
Él miraba hacia el cielo,
y yo lo sentía tan cerca .

Era aquel rincón cerca del cielo
lo único real en el infinito...
Y que infinito hoy tan vacío,
el viento se llevó hasta el firmamento.

Hoy que más da
si sus sonrisas eran nada,
sólo un dibujo que estampó
en su rostro el viento...

Aunque el cielo cayese
o la luna se rompiera
!Qué importaba!
Si hoy son ciertos
tan sólo los recuerdos.

Dio la vuelta al mundo
cruzó mares y ríos,
se alejó en un lúgubre adiós
sin más sonrisas
y sin llanto.
Como un silbido
que se lleva el viento.

Y yo seguía allí,
contusa y solitaria
negándome a mirar
lo que los ojos me obligaron.
Le dije adiós a aquel rincón cerca del cielo


Él debe andar por allí,
trotando por mil mundos,
bebiendo agua del mismo río,
aferrándose a la vida...
Mientras yo olvido
que aún lo recuerdo.